Una tarde en un crucero: conociendo el Emerald Princess

Conociendo el Emerald Princess

Una tarde en un crucero

Siempre había visto la posibilidad de navegar en un crucero como algo que podría hacer cuando fuese millonaria. Y, claro, la televisión y las películas nos hicieron creer que esto era sólo para gente pudiente y con mucho tiempo libre. Generalmente, gente mayor que al fin ha jubilado y ahora se larga a conocer una parte del mundo a bordo de un todo incluido. Era de el sueño de mi abuelo, de hecho, y ahora es uno de los sueños de mi mamá.

De un tiempo a esta parte empecé a ver la posibilidad como algo más real y cercano. Cuando me empecé a meter de lleno en el mundo de los viajes me di cuenta que si te organizas bien puede ser accesible tanto en términos de costos, como en términos de tiempo. Vi amigos cercanos irse de vacaciones en una de estas moles y pensé que quizás en unos años podría ayudar a que mi mamá viviera la experiencia que mi abuelo no alcanzó a vivir.

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El staff del Emerald Princess siempre le regaló una sonrisa a mi lente

Todo quedó ahí. La vida y su rutina me atraparon y empecé a preferir otro tipo de viajes. Claro, viajes que me dieran más libertad y que se ajustaran a mi -siempre bajo- presupuesto. Pero un día, sin pensarlo siquiera, a través de Camila, las manos detrás del blog Tras las Huellas del Mundo, me llegó una invitación de Mundo Cruceros a conocer un barco que pronto desembarcaba en el puerto de San Antonio. Se trataba del gigantesco Emerald Princess de la naviera Princess Cruises, quienes le daban la oportunidad a un grupo de periodistas y agentes de viajes de conocer los confines, detalles e historia, de esta embarcación.

No lo dudé. Dije que sí y fue una experiencia memorable.

 



¿Qué es Mundo Cruceros?

Mundo Cruceros es la empresa que representa en Chile a cuatro compañías navieras. Estas son Princess Cruises, Cunard, Holland America Line y Seabourn, controlando prácticamente el 100% de los destinos que se ofrecen alrededor del mundo. Además, a través de su página web brindan la opción de sumar alternativas de trasporte aéreo, terrestre y hotelería.

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Ahí estoy yo, dándomelas de Rose en el Titanic

Los lujos del Emerald Princess

Este «barquito» (con capacidad para 3.200 pasajeros y 1.200 tripulantes) nos recibió imponente y bajo un sol radiante. Las normas de seguridad tanto al entrar como al salir fueron muy estrictas, pidiéndonos nuestro carnet de identidad y sacándonos fotos de registro. El recorrido que hicimos estuvo a cargo de la “International Host” Patricia Valentim Da Silva, quien nos fue contando sobre los distintos espacios y actividades que se ofrecen a los pasajeros. Entre sus 19 pisos destacan 3 piscinas a cielo abierto, una de ellas sólo para adultos y otra con un cine bajo las estrellas.

En lo que es comida, cuesta imaginarse que pueda tener opciones tan variadas: un café abierto las 24 horas, pizzería, heladería, una «barbacoa» junto a la piscina, un restaurante con bufé y tres con cocina a la carta. Aquí el que destaca es Share, a cargo del chef Curtis Stone, quien entrega a los comensales su cocina de autor, digna de los mejores restaurantes de tierra firme.

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Share. el restaurante a cargo del chef Curtis Stone

No puedo dejar de destacar que en esta visita estuvimos presentes tres miembros de AChileTB (la asociación de blogueros de viajes), junto con algunos periodistas de medios tradicionales y agentes de viajes. Fran, de La Vida Nómade, que es casi una experta en cruceros porque trabajó en varios de ellos, nos contaba sobre la vida de la tripulación en alta mar. No dejen de leerla si es que les interesa este tema.



Nuestra visita culminó con un almuerzo delicioso. Entrada, fondo y postre donde destacó el fondo con una merluza austral cubierta de almendras tostadas y acompañada de papas a la mantequilla. Fuimos atendidos por un filipino que no recuerdo su nombre, pero que nos trató muy bien y siempre con una sonrisa, incluso después de que le dije que su ciudad natal, Manila, era una de las peores ciudades que yo conocía en el mundo. Lo siento, fue un ataque de sinceridad.

Entre risas y una buena conversación terminamos nuestro almuerzo y tuvimos tiempo libre para seguir recorriendo el barco. Con las chicas de AChileTB volvimos a las pisicnas y paseamos por la cubierta. Nos dedicamos a completar el registro fotográfico (pueden ver más fotos en mi cuenta de Instagram) pero nos faltó algo importante: no pudimos conocer las habitaciones. Y es lógico, ya que necesitábamos la autorización de los pasajeros para esto, cosa que ni intentamos obtener.

Aquí les dejo algunas fotos más de lo que es el Emerald Princess.

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La proa, donde se alcanza a ver una de sus piscinas

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Tuvimos tiempo libre para pasear por todos sus rincones

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Uno de mis lugares favoritos, el teatro… ¡era enorme!

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También cuenta con casino de juegos

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Todo el personal fue siempre muy amable

Después de todo esto, salí convencida de que debo empezar a ahorrar dinero para invitar a mi mamá a que nos escapemos algunos días en una de estas maravillas. Salir de nuestra vida común para vivir un rato la fantasía del todo incluido, comiendo rico sin lavar platos, con entretención a destajo, olvidándonos un poco de lo que dejamos atrás… descansado unos días. ¿Quién no sueña con esto?

Los dejo invitados a soñar y a tomar acciones para cumplir sus esos sueños. Sea el viajar en un crucero o sea otra cosa, todos tenemos derecho a lograr lo que nos proponemos.

Para más información sobre esta u otras opciones de cruceros, no duden en visitar el sitio web de Mundo Cruceros en este link.

¿Ustedes ya han viajado en uno? ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿O sueñas también con embarcarte alguna vez? ¡Cuéntenme en los comentarios! ¡Saludos, viajantes!

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Viajando Lento por Nicole Etchart Opitz se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.